7.8.13

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Tantas maneras de extrañarte 
y elijo siempre la peor. 


Dice la gente que de eso se trata, que las cosas que valen la pena llegan solas y no cuenta luchar por estar contigo, pero ¿cómo puedo explicarle a todos estos sordos sin cura, que no me gustan las esperas invertebradas, que me sangran las manos y la voz y todas estas palabras que, por la espera, tienden a podrirse a dos centímetros de mi garganta? Entonces me doy cuenta que te quiero y mando a la verga la opinión del público en general.


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