4.7.14

Mira Beatrice


Mira Beatrice,
cómo tienes a Mario,
se ha vuelto una estatuilla de sal,
sonido de cielo estrellado,
un barco de redes tristes.

Mira Beatrice,
allá a lo lejos no hay trifulcas,
en el peñasco la voz de Mario
se diluye en poemas,
y no le alcanzan las cartas
para el viejo de pluma verde.

Mira, mira otra vez,
Beatrice,
en tu sostén reposan las metáforas,
en tu vientre Pablito,
y en tu voz toda la verdad que Ruoppolo necesita,
a poesia non è di chi la scrive, è di chi… gli serve!
y que la responsabilidad sea del viejo
por enseñarle a escribirte,
y que sea la culpa del viejo,
que el miserable cartero aspire a tanto por ti.

Mira Beatrice,
aquí pasa la vida,
pero en la  isola di salina
no hay estaciones de tren
y el chuchú de la muerte,
en este naufragio del mundo,
sólo admite a poetas con bicicleta,
que sepan leer, escribir,
quererte
y jugar un último partido de futbolito contigo.




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