Tu único pecado fue sentirte bonita, sentir que podías conquistarla con tu falda, besarla y decirle que la querías. Humedecerla un poco. Carmencita, tu único delito fue cogértela con todo el cariño del mundo, cariño que jamás había sentido.
Aquí estás, Carmencita, dormida para siempre. Tu delito fue salir a la calle con ella, tomarla de la mano, sentirte bonita, vestir esa falda blanca con florecitas, hacerla sentir lo que ningún pendejo pudo jamás. Aquí estás, Carmencita, alguien te hizo dormir, alguien ha hecho que te vistieran de blanco otra vez, alguien ha hecho que tu novia llore como se le llora a quien se ama. Alguien, Carmencita, te violó y apuñaló veinte veces. Tu carita, mi cielo, me dice que nada de eso ha pasado. Tu carita de sueño me dice que nadie te ha hecho daño y me promete que mañana despertarás sonriendo para siempre. Carmencita, cuán bonita te ves, pareciera que estás esperando despertar para sonreirle a todos. Hasta mañana, mi cielito, pasa una linda y larguísima noche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario