18.10.17
llamadas
Hay llamadas
vaya usted a saber
que no llegan a nosotros
porque se distraen
juegan a las escondidas
o se quedan dormidas.
Triste que no haya una sala de espera
no hay quién avise que no van a llegar
solo están la fe o las ganas de un saludo
o la necedad de imaginar a quien no se ve
saber si ya comieron
si van a llegar a dormir.
Yo espero la llamada de mi padre
por ejemplo
que no volvió nunca del hospital
la espero porque algo me dice
que anda paseando por ahí
con la voz de mi madre que enmudeció un día.
Espero la llamada de quien nunca me dijo adiós
la de alguien que me diga que todo va a estar bien
una señal entrecortada que anuncie
para bien o para mal, lo juro por dios
la visita de alguien, el arribo de algo
la llegada de quien sea.
Yo quisiera hablarles de mí y de mi tristeza
pero luego veo a mi teléfono
y me siento mal, porque nada es más triste que él
entonces trato de animarlo y lo descuelgo
por si alguna llamada quisiera visitarlo
que se de por enterada que hay una línea ocupada en la soledad.
Hay llamadas
vaya usted a saber
que espero como si fueran mi padre
o la voz de mamá
que espero como si fueran rocío en un día caluroso
aunque bien sepa que no van a aparecer.
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