5.10.12

A una mujer, desde la cantina:

Me ganó esta manía de beber tu recuerdo, de nuevo, pienso en el vaso y en mí; en ti; en el vaso que ahora se convierte en la metáfora de lo que padece este cuerpo que poseo; ¿lo poseo? No será, me pregunto, el bar con sus nostalgias, con sus cuerpos vacíos, con sus pretextos, los que me dan esta imagen más mía que tuya, más absurda que este encanto efímero que te embargo.

         Te tengo, entonces; aquí estas, entre el humo, entre las conversaciones que me limito a no entender, entre pensar y recordar que solo estoy solo, aquí, rodeado de meseras con malos hábitos, mesas absurdamente vestidas, de un sin-ti irresoluble y totalmente ridículo, con versos a ti, que como clientes, entran, toman y se van.

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