2.4.14
Hablando un poco de sinceridad...
Me gustaría escribir algo que valga la pena. A cambio tengo esta vida chorreada, llena de fantasmas, vicios, cumbias y una que otra fotografía mal lograda.
Escribo porque tengo la necesidad imperiosa de exorcizar al buen muchacho de todos los días, al buen samaritano que prepara las aguas locas, o al humilde cerrajero que nunca abre ninguna puerta y cobra por adelantado; con la condición de quedarme con un buen sabor de boca, aunque los muchachos, creídos de ser héroes culturales, me tachen de ser un irresponsable, bueno para nada, hijo de puta, sin futuro. Les digo, no me importa cuánta tanta razón tengan.
Gozo, con todo mi ser, los pequeños placeres de la improductividad literaria. Las hojuelitas blancas que los días espolvorean sobre mi cabeza, son los huevos rancheros que desayuna doña inspiración. No tengo prisa por llegar a instancias lejanas de la trascendencia y tampoco ganas de colgarme de ningún nombre que pueda asegurarme dejar uno o dos libros después de muerto, a menos que algún dañado crea que puedo tener un ápice de futuro en el congal lúdico de la cultura local. Pero, hablando con sinceridad, amo que mi falta de éxito sea por méritos propios y viceversa.
Soy de esos incongruentes que no gustan de la tauromaquia, pero que piden los tacos de bistec con doble tortilla y con gordito; soy de esos que se imaginan cantando en un escenario, cuando la música de los audífonos están a tope; soy de esos que aman como si no hubiese mañana; de esos que hablan con propiedad en una conversación de intelectuales y le chifla a las muchachas estando con sus amigos albañiles; fumo de siete a catorce cigarros diarios, sé preparar atole con el dedo, cocino bien, bailo como pirinola, le escribo a Maribel Guardia, Soy un chavo chevere quedado en los ochentas, soy la voz tepiteña y padrísima de los noventas; soy el hombre codorniz con su Patty Mayonnaise a la espera de nunca ser rescatada; soy de los que escuchan a Bach y tararean a los ángeles azules en el colectivo. Sí señor.
Soy un mar de incongruencias, les digo, cual rola de Arjona y que de esto se culpe a la sociedad, por legalizar el aborto demasiado tarde.
Puta madre.
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