30.6.14

A David Ludamessi.


David, es mi hermano y a veces me preocupa: es un caso extraño, él ve la vida desde dos puntos cardinales, vive de dos extremidades, resuelve todo con dos palabras: sí y no. No sabe moverse en diagonal ni a los lados, siempre en reversa y hacia adelante. David, querido lector, a veces necesita quimioterapia para la soledad cancerígena que cae en forma de mundo sobre sus hombros; a veces sólo necesita un avioncito de papel para elevarse alto, alto, cultivar unas alas sobre su espalda y proclamarse pájaro de norte y sur.

David, queridos amigos, no sabe limpiarse el sentimiento con pañueletas de bolsillo, pero sabe purificar el aire con las cuerdas de una guitarra. David no sabe amar a medias, ama a las medias, ama las medias, a - malas manos sueltas.

Él y yo compartimos el amor por un velero llamado libertad, compartimos la cerveza y la embriaguez de las calles, el vaso de licor, el abrazo de borrachos, compartimos la última cena, mi desamor por anita, los besos de mafalda, el corpus cristi de las penas, las aguas térmicas de una sopa nissin en los días feriados de resaca. Sabemos nombrar las cosas en el idioma universal de la rebeldía, tomar cervezas en la escuela, parecer idiotas observando ovnis, y levantarnos -No importa la hora que sea- a la mañana siguiente, después de una dosis de desamor.

David, estimado cumulo de idiotas, es esa parte coherente de las tristezas, es un rábano sin yodar, una cucharada dulce de emulsión scott, el aroma a cebolla fresca de un beso, el grunch de una cumbia sampuesana, es la versión poseída de Flanders, un asesino 'autosuicida', un vocho verde en la esquina de cualquier lugar. David, tiene golondrinas en los dedos, raíces en las piernas, callos en la garganta y un pelícano blanco en la voz; tiene dos ombligos que le sirven para respirar bajo el agua el tiempo necesario, para hacerle el amor a las sirenas y visitar memorias naufragadas en el fondo del mar. He dicho bien, David ama a Goliath, sabe rezarle al viento y si me permiten decirlo, queridos desconocidos, caga rosas y vomita estrellas de color fucsia cuando ve un buen culo. Si no me creen, vengan a buscarme, tengo un certificado de autenticidad, firmado por notario, bendito por el papa, santiguado por Maciel, y bañado en hojitas diminutas de chilchahua. Sí señor.






No hay comentarios: