18.10.17

Urgente 3

- ¿Bueno?
- Hola, buenas noches
- ¿Quién habla?
- Mira, hijo de tu puta madre, o te alejas de ella o te voy a partir tu madre. Conmigo no vas a estar jugando. Si vuelvo a saber que le estás escribiendo, te reviento ¿Me escuchaste, pendejo?
- Pero qué cara...
-Ya me ollistes, pedazo de mierda...
- ¿Con quién desea hablar?
- ¿Eres Fabian?
- S...Sí.
- Entonces es contigo...
- Pero no sé de qué me estás hablando ¿Quién eres?
- Es broma, soy Lucio.
- ¿Lucio?
- Sí, Lucio
- ¡Lucio!
- Sí, Lucio, Lucio, Lucio...
- Me asustaste...
- Eso pasa por andarte ligando a las equivocadas
- No mames, claro que no, no soy mucho de relaciones personales, no sabes la cantidad de pendejos locos, y celosos enfermizos, que andan sueltos...
- Sí, lo sé, por eso la bromita, mano ¿Cómo estás?
- Ahí voy, poco a poco ¿Tú?
- No me quejo, solo lo necesario.
- ¿Cómo es eso?
-Ya te había mencionado que me encanta meterme en problemas cada que puedo...
- ¿Ahora de qué se trata?
- Mi problema, Fabian, es que me enamoro rápido.
- No veo problema alguno, suele suceder...
- Claro que hay problema, el amor es un síntoma feo en mi vida...
- Explícate.
- Bueno, voy a terapias...
- ¿Qué tipo de terapias?
- Eso no es lo importante, voy a terapias y punto.
- Está bien (?), y cuál es el problema, una terapia sirve para reparar algo ¿no?
- El problema es que mi terapeuta es una mujer madura, de caderas enormes, una cara de ángel y su voz ¡Cristo, su voz!
- ¿Y te da pena que ella sepa tu malestar?
- No seas pendejo, Herllejos, el problema es que me enamoré de ella y me la cogí ¿Sabes lo que eso significa? Ya no puedo ser su paciente nunca más.
- ...
- Ya sé, ya sé. El problema es que me siento muy de la chingada.
- ¿Así, sin más?
- ¿Pues qué querías? ¿Que te diera detalles o qué?
- No, claro que no. Digo, si no puede ser tu terapeuta bien podrías establecer una relación más linda con ella ¿no?
- Claro que no. Es cuestión de lógica, güey.
- No entiendo...
- Yo sé que estoy mal y se lo cuento, el hecho de que me la ponga durísima pasa a segundo término. El problema es que ella sabe cuáles son mis pedos y aún así accedió a coger cochinamente en la mesa de su consultorio, en el sofá y en el piso.
- No hagas esto.
- ¿Qué cosa?
- Contarme esas cosas.
- Te tengo confianza, además, ¿a quién le contarías?
- Cierto, pero no se me hace correcto
- ¿Te excitas con historias ajenas o qué chingados?
- Claro que no, pero no mames, esas cosas no se cuentan así como así, no de una manera tan informal.
- Pero qué flojera contigo. En fin, eso no importa. No andaría con alguien a quien le atraen tipos con problemas mentales. Por ende tuve que tomar cartas en el asunto: justo ahora estoy saliendo del hotel, porque pues resulta que me cogí a mi vecina de la infancia.
- ¿Qué?
- Sí, el motivo de mi llamada va más porque quiero que me escuches. Estoy obligado a dejar de hablarle, porque es más que un hecho que entre ella y yo cambiará la relación y prefiero alejarme antes de ver cómo se pudren años de amistad por un desliz.
- ¿Y porqué carajo lo haces entonces?
- Te digo, el amor me descubre como delicada flor en el alba.
- ¿Hace cuánto fue lo de la doctora?
- Una semana.
- ¿Y cómo es que te desenamoraste de la doctora tan rápido?
- Pues admití lo que sucedería y pues nada, me enamoré de mi vecina.
- ¿Y ahora debes dejarla?
- Claro, ya me estás entendiendo.
- ¿Lo de tu cuñada fue por lo mismo?
- Algo así, pero no importa. Doña Chachita supo comprender y sin rencores me dejó volar, después de que me la cogiera también.
- ¿Quién es doña Chachita?
- Mi ex suegra, menso.
- ¿Te chingaste a tu cuñada y a tu suegra también?
- Y hasta mi suegro hubiera llevado si no fuera porque... Güey, te estoy hablando por algo serio.
- Y lo entiendo, pero no me chingues...
- Empiezo a desconfiar de ti.
- ¿Me lo dice un cabrón que me marca de madrugada cada que quiere? y que además, mi chavo, tiene broncas psicológicas durísimas.
- No sé qué decir.
- Lo necesario, di que vas con una psicóloga y que te la cogiste porque tienes un problema muy cabrón con el desapego.
- Claro que no.
- y entonces ¿Cuál fue el problema que te llevó a ir con tu terapeuta?
- Tengo problemas para dormir, me siento solo, y no bastando con eso soy mitomano...
- Espera ¿Qué?
- ...no espero que me saques de grandes apuros. Solo me gustaría que escucharas lo que tengo para decir...
- ¿Entonces todo esto ha sido mentira?
- ...no importa que te hagas el tonto, solo necesito a alguien que me escuche, aunque no sepa si lo que cuento es verdad o mentira...
- Lucio ¿Qué pedo con esto que me dices?
- ...pero a fuerzas quieres conjeturar todo y piensas que la gente está retenida de acuerdo a lo que consideras como viable...
- No tienes el derecho a decirme esto, cínico.
- ...pero te voy a dar una segunda oportunidad. Aunque eso sí: ten en cuenta que no puedo confiar plenamente en alguien como tú. Maldito enfermo.
- No quieras salirte por la tangen... ¿Bueno? ¿Lucio? ¡¿Lucio?!

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