14.6.19
Las explicaciones de Silias ( pt.1 Ser parte de la realeza)
Ayer, después de comprar unas hamburguesas, Silias y yo decidimos tomar unas coronas de cartón a la salida del Burger King. Nos dirigíamos al trabajo, cuando comenzó la charla más esperanzadora en la que me haya enfrascado en mucho tiempo. Me puse la corona y venía con orgullo soberano por la calle.
— Amigo Silias, esto es lo más cercano que voy a estar de la realeza.
— No pierdas la fé, amigo...
— ¿La fe? ¿Crees que voy a ser parte de la realeza?
— ¡Claro! ¡Nunca pierdas la esperanza! Un día puedes encontrar a alguna heredera al trono, mi estimado, a una princesa...
— Jajajaja, no mames.
— ¡Piénsalo! Silias "el magnifico" también es vidente. Dentro de un año, exactamente, vas a conocer a una princesa...
— Estás pendeja
— ¿Sabes cuándo?
— A ver, dime
— El próximo cumpleaños de "el negro", allá por La Parrandera...
— ...me interesa escuchar esa pendejada, por favor continúa.
— mira, dentro de un año, estaremos festejando un cumpleaños más de " el negro" en La Parrandera. Tú irás especialmente guapo esa noche. Después de tomar una botella de esa mierda que toma Arturo...
— ¿Bacacho?
— Bacacho, Bacardi, meados o mierda, como gustes llamarle, es lo mismo. Después de tomar la primer botella, el antojo por un cigarrillo nacerá de tu interior. Así que saldrás a comprar uno con el chiclerito de la entrada...
— Ya la cagaste, siempre ando mis Luckies cuando salgo a algún lugar en plan de desmadre, para evitar gastar así...
— espera, asno, es que lo que tú no sabes es que Silias "el magnifico" comprende cómo funciona el destino. Se te antoja un puto cigarro Marlboro, lo enciendes y justo cuando das la segunda calada, escuchas a alguien gritar. Es Domingo. Volteas a ver y solo observas a una doncella, a un ángel, correr desesperada, pero sin perder la elegancia, hacia ti. Viene levantando su hermoso vestido azul pastel para no mancharlo.
— ¿Ella es bonita?
— No lo sé, tú la vas a ver como un ángel, tus gustos tu pedo... Solo ten la seguridad de que yo no la voy a criticar amigo...
— Eso está un poco pendejo, pero lo tomo ¿Por qué grita la doncella?
— porque atrás de ella vienen dos gorilas, amigo. Dos putos gorilas de dos metros.
— Mames...
— Entonces ella te encuentra y se oculta detrás de ti. Tú ves la escena y preguntas a sus perseguidores "Disculpen amables caballeros, he notado que persiguen a esta damisela, ¿a qué se debe, si no es mucho intervenir en sus importantísimos asuntos?" Entonces ellos te van a responder toscamente, como lo haría alguien que arregla las cosas a mordidas o a golpes "Cachamos a esa hija de la verga echando coca en el baño"...
— ¿Cocaína? ¿Una doncella?
— Sí, porque es una princesa que se mete cocaína.
— ¿Y porqué alguien de la realeza se metería cocaína?
— Porque sus papás son estrictos y nunca la han dejado ser feliz, por eso ella se escapa los domingos, cuando todos duermen en el castillo, para salir a Baruva a consumir cocaína y a tomar... Hmmm... Una botella de Black & White con sus ocho aguas.
— Los domingos son de barra libre para ellas...
— Pero es de la realeza. Debe portarse como mamona...
— Cierto...
— El chiste es que te dicen los gorilas "Cachamos a esa hija de la verga echando coca en el baño" Entonces decides enfrentarte a duelo con ellos. Extiendes tu pañuelo para que la princesa se limpie el polvo con sangre que escurre de su nariz perfecta.
— ¿Entonces me agarro a putazos?
— Sí, pero no voy a entrar en detalles porque no se me ocurre cómo cagada madre le ganes a ese par de changos golpeadores mamados. Al final tú ganas y la doncella te pide que te quedes a tomar el resto de la botella con ella, porque sus amigas ya se fueron...
—¿Por qué?
— Porque sus hijos entran a las siete, obvio. En fin, ella se enamora de ti, y listo, ya eres parte de la realeza.
— y ¿princesa de dónde es?
— De Yajalón... O no... Es princesa de la república independiente de Chicoasén. La presa es parte de su reino y el río Grijalva sirve para que naden alegremente los cocodrilos que cuidan de su castillo.
— Ok, amigo, fe intacta. El siguiente año me vuelvo principe.
— Tú solo confía. Ahora sí, a ver, la tuya y la mía tienen queso. Hay una que no...
— ¿Y cómo vamos a saber cuál es cuál?
— Usted confíe, su manestad, usted confíe...
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